¿Has pensado alguna vez cuantas historias se esconden tras un retrato? Pues ésas son las que componen lo que llamamos "Historia".
miércoles, 27 de noviembre de 2013
lunes, 25 de noviembre de 2013
ESPAÑA: EL CREPÚSCULO DE UN REY
JUAN-CARLOS I : EL CREPÚSCULO DE UN REY
(documental en V.O.)
El 18 de Noviembre, el canal televisivo francés CANAL+ emitió este documental sobre la monarquía española que, sin dejar de ser correctísimo, pone en relieve la progresiva decrepitud de su imagen pública por culpa de los escándalos que han ido sucediéndose en su seno: las cacerías de elefantes en Bostwana, la presencia sospechosa de la supuesta amante del rey en las inmediaciones de La Zarzuela, los turbios negocios del yerno Iñaki Urdangarín, la silenciada anorexia de la princesa de Asturias, la cornamenta de la reina Sofía son abordados sin tapujos.
sábado, 23 de noviembre de 2013
CURIOSIDADES -120-
"Las miserias de Jorge IV"
El sedentario estilo de vida, la gula y la afición por las bebidas alcohólicas presentaron una dura factura a la salud del rey Jorge IV de Gran-Bretaña e Irlanda (1762-1830), al final de la década de 1820. Su excesivo gusto por los grandes banquetes y el consumo de alcohol sin moderación le convirtieron en un obeso, haciendo de él el blanco de las malvadas burlas de sus súbditos cuando aparecía públicamente, cosa que no ocurría con frecuencia.
En 1797, aún siendo Príncipe de Gales, su silueta se había deformado haciendo las delicias de los caricaturistas populares; su peso alcanzó entonces los 111 Kgs. En 1824, siendo ya rey de Gran-Bretaña, de Irlanda y de Hannover, su obesidad obligó a su modisto a ensanchar la talla de sus corsés al alcanzar una cintura de 130 cms.
Se cree que al acceder al trono, Jorge IV se había convertido en un adicto al láudano. Y con razón: padecía de gota, arterioesclerosis e hidropesía y, posiblemente, de porfiria como su padre Jorge III. Durante la década de su reinado (1820-1830), llegó a pasar con frecuencia largos días clavado en su cama, sufriendo espasmos y dificultades respiratorias que le asfixiaban cruelmente. Según los testimonios de la época, mostró incluso signos de inestabilidad mental hacia el final de su vida, aunque nunca llegó al grado de locura que aquejó a su progenitor.
Fallecería a las 03:30 de la madrugada del 26 de junio de 1830, en el Castillo de Windsor. Según el testimonio de uno de sus pajes, al que agarró de la mano mientras agonizaba, Jorge IV exclamó:
-"¡Buen Dios!¿Qué es esto?"
Para luego sentenciar resignado:
-"Chico, esto es la muerte."
Caricatura del Príncipe de Gales según el dibujante James Gillray, en 1792.
El sedentario estilo de vida, la gula y la afición por las bebidas alcohólicas presentaron una dura factura a la salud del rey Jorge IV de Gran-Bretaña e Irlanda (1762-1830), al final de la década de 1820. Su excesivo gusto por los grandes banquetes y el consumo de alcohol sin moderación le convirtieron en un obeso, haciendo de él el blanco de las malvadas burlas de sus súbditos cuando aparecía públicamente, cosa que no ocurría con frecuencia.
En 1797, aún siendo Príncipe de Gales, su silueta se había deformado haciendo las delicias de los caricaturistas populares; su peso alcanzó entonces los 111 Kgs. En 1824, siendo ya rey de Gran-Bretaña, de Irlanda y de Hannover, su obesidad obligó a su modisto a ensanchar la talla de sus corsés al alcanzar una cintura de 130 cms.
Se cree que al acceder al trono, Jorge IV se había convertido en un adicto al láudano. Y con razón: padecía de gota, arterioesclerosis e hidropesía y, posiblemente, de porfiria como su padre Jorge III. Durante la década de su reinado (1820-1830), llegó a pasar con frecuencia largos días clavado en su cama, sufriendo espasmos y dificultades respiratorias que le asfixiaban cruelmente. Según los testimonios de la época, mostró incluso signos de inestabilidad mental hacia el final de su vida, aunque nunca llegó al grado de locura que aquejó a su progenitor.
Fallecería a las 03:30 de la madrugada del 26 de junio de 1830, en el Castillo de Windsor. Según el testimonio de uno de sus pajes, al que agarró de la mano mientras agonizaba, Jorge IV exclamó:
-"¡Buen Dios!¿Qué es esto?"
Para luego sentenciar resignado:
-"Chico, esto es la muerte."
viernes, 22 de noviembre de 2013
EL MARQUÉS DE BALLEROY
Ascenso, caída y destierro de un cortesano
Jacques Claude Augustin de La Cour, Caballero de La Cour, IIº Marqués de La Cour o de Balleroy, Señor de Bazocque, du Tronquay, du Vernay y demás lugares (París, 20-01-1694 / Castillo de Balleroy, Normandía, 21-02-1773). Fue hijo de Jacques de La Cour, Ier Marqués de La Cour (ob.1725), consejero en el Parlamento de París, y de Charlotte Madeleine Émilie Le Fèvre de Caumartin (ob.1745).
Blasón de los Marqueses de La Cour de Balleroy.
Pertenecía a una familia de antigua nobleza normanda cuyas pruebas remontan hasta Ayulphe du Four y de su esposa Asseline, gracias a una carta de fundación de la Abadía de Ardennes cerca de Caen, redactada en 1138 (siglo XII), y en la que donaban su tierra de Ardennes para fundar allí la mencionada abadía, más siete acres de tierra de cultivo para el mantenimiento de la iglesia. Uno de sus hijos menores, Guérin du Four, fue el primer abad de Ardennes. El benjamín, Gaultier, se hizo monje.
Es Guillaume du Four, un descendiente directo de Colard du Four, segundo hijo de Ayulphe, quien adopta definitivamente el nombre de DE LA COUR como apellido familiar en el siglo XV. A partir de entonces, sus descendientes serán conocidos bajo ese nombre y como nobles poseedores de los señoríos de La Cour, du Maltot y de Silly entre otros.
La rama primogénita de los La Cour se extingue en la primera mitad del siglo XVII, siendo sucedida por la rama de los Señores du Buisson, de los cuales descienden los Marqueses de La Cour de Balleroy y cuyo marquesado fue creado en 1704.
Paje de la Pequeña Caballeriza del Rey en 1710, entró a formar parte de los Mosqueteros del Rey en 1712 y, en marzo de 1714, pasó a ser 'corneta' en el Regimiento de Bonnelles-Dragones. En mayo del mismo año, se convierte en coronel y propietario de un regimiento de Dragones a su nombre.
Recibido Caballero de la Real Orden Militar de San Luís en 1715, pasa a ser "maestro de campo" (jefe de regimiento) reformado del Regimiento de Orléans-Dragons en 1718. Posteriormente, ingresaría como 'Insignia' de la Compañía de Noailles de la Guardia-de-Corps del Rey en 1728, obteniendo el rango de maestro de campo de Caballería y 2ª Insignia el mismo año, de 1er Insignia en 1729, 3er Teniente en 1735, Brigadier de los Ejércitos del Rey en febrero de 1734, 2º Teniente en 1735, Gobernador (tutor) del Duque de Chartres -cargo que pierde en 1743, al casarse este último con la hija del Príncipe de Conti-, para luego pasar a ser Primer Caballerizo del Duque de Orléans a modo de compensación. En 1738, es ascendido al rango de mariscal de campo y, poco después, al de Teniente-General de los Ejércitos del Rey.
Durante la campaña de 1744 (Guerra de Sucesión Austríaca), se ilustró en las trincheras de Friburgo y en el asedio de Landau pero, la actitud que tuvo en Metz durante la enfermedad del rey Luis XV, arruinaron su crédito en la corte. El ministro d'Argenson cuenta los motivos:
"La causa de su caída en desgracia vino motivada por dos cosas: el horrible odio existente entre él y mi hermano, y la rencorosa venganza de Madame la Princesa de Conti a la primera propuesta de casar su hija con el Duque de Chartres, de la que Balleroy habló con harto desprecio. La boda se hizo pero permaneció en la mente de la princesa el insulto."
El castigo no se hizo esperar demasiado: el Rey lo exilió a sus tierras de Normandía, haciendo de él una víctima de las intrigas de la corte.
El Marqués de Balleroy fallecería desterrado en su tierra y castillo de Balleroy, en Normandía, en febrero de 1773 y a la edad de 79 años.
Maqueta a escala del Castillo de Balleroy, en Normandía.
A finales de 1719, se barajó su noviazgo con Mademoiselle de Boissy, su prima-hermana, cuyo padre (hermano de Madame de Balleroy) proponía una dote de 200.000 libras. Pero, al final, no hubo acuerdo y la joven entregó su mano al Presidente de Ségur.
El 2 de junio de 1720, casaba con Marie-Elisabeth de Goyon de Matignon (1696-1745), que aportaba una dote de 50.000 libras y que, según el Duque de Saint-Simon "no era joven y se aburría de no estar aún casada." Ese feliz evento no impidió que los Goyon-Matignon, por su lado, manifestaran estar poco satisfechos con esa unión. Era la segunda hija de Charles-Auguste, Conde de Gacé, Barón de Bricquebec, Mariscal de Francia, Gobernador de La Rochelle y de la región de Aunis, y de Marie-Élisabeth Berthelot de Pléneuf.
Convertido en 2º Marqués de La Cour al fallecer su padre en 1725, Jacques-Augustin se instaló con su esposa en París y frecuentó la flor y nata de la capital gracias al apadrinamiento de su primo d'Argenson.
La pareja tendrá ocho retoños:
-Charles-Auguste de La Cour, Conde de Balleroy (1721-1794), IIIer Marqués de La Cour en 1773, Coronel, Mariscal-de-campo y Teniente-General de los Ejércitos del Rey; c.c. Adélaïde Elisabeth Sophie de L'Espineau, Vda. de Pleurre. => con descendencia
-N. de La Cour (niña bautizada el 16-10-1722)
-Capitán Louis-Augustin de La Cour (1724-1785), Jefe de Escuadra de la Marina Real en Brest.
-Jean-François Paul Henri de La Cour, Vizconde de Balleroy (1726-1802), Jefe de Escuadra de la Marina Real.
-François-Auguste de La Cour, Caballero de Balleroy (1726-1794), Mariscal-de-Campo; hermano gemelo del anterior.
-Élisabeth Louise Éléonore de La Cour de Balleroy (1729- ? ), c.c. Anne-Simon Piarron, Señor de Chamousset.
-Louise Jacqueline alias Aimée-Louise de La Cour (1731- ? ), c.c. Marin de Boysleve, Señor de La Marouzière.
-Aimée-Louise alias Louise Jacqueline de La Cour (1751-1778), Mademoiselle de Balleroy. Fallece soltera.
sábado, 16 de noviembre de 2013
CURIOSIDADES -119-
"Rey troceado, estofado y especiado"
Estamos en el año de gracia de 1422, en plena Guerra de los Cien Años. El rey Enrique V de Inglaterra (1387-1422) se encuentra guerreando en Francia desde inicios del año. Agotado por los rigores del asedio invernal de la ciudad de Meaux, el monarca inglés vuelve al Castillo de Vincennes en un estado de salud lamentable y, en consecuencia, fallece de disentería el 31 de agosto. Un problema se plantea entonces: ¿cómo repatriar el real cadáver a Inglaterra sin que se descomponga y huela horrores?
Los cirujanos dan entonces con la solución y se ponen manos a la obra: vacían al difunto de sus entrañas, lo despedazan literalmente en varios trozos y los mandan hervir durante horas. El caldo resultante del inaudito estofado será vertido en el cementerio de Vincennes. En cuanto al cadáver troceado y hervido, lo depositan en un cofre de plomo con multitud de especias y ungüentos perfumados para combatir el posible olor. De este modo, los restos de Enrique V viajaron hasta Inglaterra para ser sepultados con todos los honores en la londinense Abadía de Westminster.
Por lo visto, hicieron algo semejante con el rey Luis IX "el Santo" de Francia cuando hubo que repatriar su cadáver desde Túnez, donde había fallecido también de disentería ¿o fue de fiebre tifoidea? (25 de agosto de 1270). Hirvieron su cadáver en vino y especias...
Estamos en el año de gracia de 1422, en plena Guerra de los Cien Años. El rey Enrique V de Inglaterra (1387-1422) se encuentra guerreando en Francia desde inicios del año. Agotado por los rigores del asedio invernal de la ciudad de Meaux, el monarca inglés vuelve al Castillo de Vincennes en un estado de salud lamentable y, en consecuencia, fallece de disentería el 31 de agosto. Un problema se plantea entonces: ¿cómo repatriar el real cadáver a Inglaterra sin que se descomponga y huela horrores?
Los cirujanos dan entonces con la solución y se ponen manos a la obra: vacían al difunto de sus entrañas, lo despedazan literalmente en varios trozos y los mandan hervir durante horas. El caldo resultante del inaudito estofado será vertido en el cementerio de Vincennes. En cuanto al cadáver troceado y hervido, lo depositan en un cofre de plomo con multitud de especias y ungüentos perfumados para combatir el posible olor. De este modo, los restos de Enrique V viajaron hasta Inglaterra para ser sepultados con todos los honores en la londinense Abadía de Westminster.
Por lo visto, hicieron algo semejante con el rey Luis IX "el Santo" de Francia cuando hubo que repatriar su cadáver desde Túnez, donde había fallecido también de disentería ¿o fue de fiebre tifoidea? (25 de agosto de 1270). Hirvieron su cadáver en vino y especias...
CURIOSIDADES -118-
"Tacones Rojos"
París, 1662. El veinteañero Príncipe Felipe de Francia, Duque de Orléans y hermano del rey Luis XIV, da el tono en la corte en cuanto a moda se refiere. Hasta tal punto, que la menor de sus locuras estilísticas es inmediatamente imitada por todos los cortesanos. Entre todas las fantasías de "Monsieur", una jugará un papel capital en los códigos de la corte del Rey-Sol.
Felipe de Francia es un alegre joven que adora encanallarse en los bailes públicos parisinos pero, harto del protocolo impuesto por su real presencia, decide simplemente acudir con sus comparsas al Mercado de los Inocentes, donde allí nadie le reconoce y en el que puede divertirse sin ser importunado. En ese mismo mercado se encuentran los mataderos y, por sus calles colindantes, corren habitualmente riachuelos de sangre de buey, cerdo y cordero entre otras viandas comestibles, por lo que es inevitable ensuciarse los zapatos con el precioso líquido de la vida.
Al volver al alba de su juerga en el barrio popular, se topa con un ujier de la cámara que le transmite la orden de presentarse en el Consejo del Rey. Antes de sentarse en el Consejo, Monsieur se asea un poco por encima pero no se acuerda de cambiar de zapatos, teniendo las suelas y tacones totalmente bañados en sangre, y se presenta de esta guisa ante todos los ministros y su hermano el rey.
Nada más salir del Consejo del Rey, ministros y cortesanos que se han fijado maravillados en los tacones encarnados de Monsieur, se lanzan en una loca carrera a contrarreloj a por los zapateros de la capital. Llueven los encargos y los primeros tacones rojos aparecen la misma noche, durante el Juego del Rey, para mayor sorpresa del divertido Duque de Orléans.
A partir de aquella noche, el tacón rojo se convirtió en el símbolo de la nobleza cortesana y fue inmediatamente adoptado por el rey, por todos los miembros de la familia real obviamente, y por los altos dignatarios de la corte. Luis XIV acabaría por restringir el uso del tacón rojo, convirtiéndolo en una prerrogativa de su persona, de los príncipes reales y de los Pares del Reino.
La moda y el uso de los tacones rojos, lanzada casualmente por el Duque de Orléans, se mantendría invariablemente hasta 1789, cuando estalló la Revolución Francesa.
París, 1662. El veinteañero Príncipe Felipe de Francia, Duque de Orléans y hermano del rey Luis XIV, da el tono en la corte en cuanto a moda se refiere. Hasta tal punto, que la menor de sus locuras estilísticas es inmediatamente imitada por todos los cortesanos. Entre todas las fantasías de "Monsieur", una jugará un papel capital en los códigos de la corte del Rey-Sol.
Felipe de Francia es un alegre joven que adora encanallarse en los bailes públicos parisinos pero, harto del protocolo impuesto por su real presencia, decide simplemente acudir con sus comparsas al Mercado de los Inocentes, donde allí nadie le reconoce y en el que puede divertirse sin ser importunado. En ese mismo mercado se encuentran los mataderos y, por sus calles colindantes, corren habitualmente riachuelos de sangre de buey, cerdo y cordero entre otras viandas comestibles, por lo que es inevitable ensuciarse los zapatos con el precioso líquido de la vida.
Retrato del Príncipe Felipe de Francia, Duque de Orléans (1640-1701), según Pierre Mignard.
Al volver al alba de su juerga en el barrio popular, se topa con un ujier de la cámara que le transmite la orden de presentarse en el Consejo del Rey. Antes de sentarse en el Consejo, Monsieur se asea un poco por encima pero no se acuerda de cambiar de zapatos, teniendo las suelas y tacones totalmente bañados en sangre, y se presenta de esta guisa ante todos los ministros y su hermano el rey.
Nada más salir del Consejo del Rey, ministros y cortesanos que se han fijado maravillados en los tacones encarnados de Monsieur, se lanzan en una loca carrera a contrarreloj a por los zapateros de la capital. Llueven los encargos y los primeros tacones rojos aparecen la misma noche, durante el Juego del Rey, para mayor sorpresa del divertido Duque de Orléans.
A partir de aquella noche, el tacón rojo se convirtió en el símbolo de la nobleza cortesana y fue inmediatamente adoptado por el rey, por todos los miembros de la familia real obviamente, y por los altos dignatarios de la corte. Luis XIV acabaría por restringir el uso del tacón rojo, convirtiéndolo en una prerrogativa de su persona, de los príncipes reales y de los Pares del Reino.
La moda y el uso de los tacones rojos, lanzada casualmente por el Duque de Orléans, se mantendría invariablemente hasta 1789, cuando estalló la Revolución Francesa.
viernes, 15 de noviembre de 2013
miércoles, 13 de noviembre de 2013
REBECCA
REBECCA
Película en blanco y negro firmada por el director británico Sir Alfred Hitchcock en 1940 (EE.UU.), está basada en el best-seller homónimo de Daphne Du Maurier y, aparte de ser la 1ª versión adaptada de la novela para el cine es, de lejos, la mejor que se ha podido realizar hasta la fecha. "Rebecca" se ha convertirdo en uno de los más emblemáticos largometrajes del cine clásico y fue nominada para 11 Oscars, obteniendo finalmente dos de ellos: como mejor película y mejor fotografía. La tensión que se respira en ella, las caracterizaciones de los personajes principales, además del perfecto decorado que la enmarca, hacen de "Rebecca" una gran película digna de Hitchcock, laureado maestro de la intriga.
Sinopsis: Una joven y humilde, a la par que torpe dama de compañía de una rica viuda norteamericana (Mrs. Van Hopper), de vacaciones en Monte-Carlo, conoce casualmente a un rico y viudo aristócrata inglés (Max De Winter) que se aloja en el mismo gran hotel que ellas. Entablan una relación y la joven acaba enamorándose rápidamente del misterioso caballero. Se despide sin previo aviso de su empleo y ambos se casan de inmediato. De regreso a Inglaterra y convertida en la flamante Sra. De Winter, descubrirá Manderley, la espléndida mansión isabelina de su marido erguida frente al mar, y conocerá a la tenebrosa e intimidatoria ama de llaves (Mrs. Danvers) que rige el servicio doméstico del lugar. Inexperta en su nuevo papel de señora de Manderley -que le va demasiado grande-, pero bien acogida por su cuñada (Beatrice De Winter) y el marido de ésta (Major Giles Lacy), así como por el apoderado de la finca (Frank Crawley), se sentirá constantemente incomodada por la fría mirada de la ama de llaves, que sigue comparándola despectivamente con la difunta e idealizada primera mujer de Max, Rebecca De Winter, cuyo recuerdo ésta atesora con una obsesiva a la par que enfermiza devoción. Pese a haber encontrado ésta la muerte en extrañas circunstancias, el recuerdo de Rebecca -la gran ausente de la película- cual sombra indeleble, sigue extraordinariamente vivo en Manderley y todo le recuerda a ella, hasta tal punto que la joven señora se siente continuamente en desventaja, además de verse comparada y juzgada por los que la rodean...
La película tiene una duración de 130 minutos, fue producida por David O. Selznick y los actores principales que intervienen en ella son:
-Laurence Olivier (Max De Winter)
-Joan Fontaine (Señora De Winter)
-Judith Anderson (Mrs. Danvers, ama de llaves)
-Gladys Cooper (Beatrice De Winter, Mrs. Lacy)
-Nigel Bruce (Major Giles Lacy)
-Reginald Denny (Frank Crawley)
-Florence Bates (Mrs. Van Hopper)
-George Sanders (Jack Favell)
-C. Aubrey Smith (Coronel Julyan)
-Leo G. Carroll (Doctor Baker)
"REBECCA" (USA, 1940) versión doblada al castellano:
"REBECCA" versión original (V.O. inglés):
viernes, 8 de noviembre de 2013
PARÍS, 1684: El Caso de la Princesa Asesina
LA DAMA SANGUINARIA
Si los Británicos tuvieron a un hombre que aterrorizaba a las mujeres de mala vida con Jack "el Destripador", los Franceses también tuvieron a su asesino en serie, con la diferencia de que se trató de una mujer que masacraba únicamente a los hombres de buena familia, y que sobrepasó ampliamente el número de asesinatos cometidos por el serial killer de White Chapel. La única semejanza que puede existir entre ambos psicópatas parece ser la nacionalidad: los dos eran ingleses.
París, Año de Gracia de 1684. Los Parisinos llevan 2 meses encerrándose a cal y canto en sus casas al correr por las calles un escalofriante rumor: una bellísima mujer estaría tras las misteriosas desapariciones aún por resolver de 26 jóvenes muchachos pertenecientes a ricas familias de la capital, todos ellos de entre 17 y 25 años de edad.
Algunos piensan que es una princesa que padece del hígado y que, para curarse, toma baños de sangre joven y rica en testosterona; otros apuntan hacia los proveedores de colonos hacia las Américas; en otros círculos, se difunde que los culpables son los Judíos y que éstos utilizan la sangre cristiana para sus extraños rituales del Sabbat.
El temor de la gente de la capital, que va in crescendo y amenaza con provocar alguna que otra caza popular de brujas contra la comunidad Judía o contra quien pareciera sospechoso, empuja al rey Luis XIV a tomar cartas en el asunto. Para ello, no duda en utilizar a su mejor sabueso, el famoso Gabriel Nicolas de La Reynie, Teniente-General de la policía de París. Este último delega la investigación del caso al policía Lecoq, su más eficaz inspector, y ése mismo envía a su propio hijo, de nombre Exupère, a patrullar por las calles más de moda de la capital y, sobretodo, para servir de anzuelo.
Retrato de Gabriel Nicolas de La Reynie, Tnte. General de la Policía de París.
Disfrazado de joven pimpollo-gentilhombre guarnecido con una bolsa repleta de luises, Exupère Lecoq se pasea por calles y plazas en busca de la sospechosa ideal. Con espléndido aspecto de noble acaudalado, frecuenta los jardines de Las Tulerías, del Palacio de Luxemburgo, el Palais-Royal, ... dónde lo más granado de la capital suele mostrarse. Tras cinco días de paseos, se topa por fin con una bellísima dama acompañada de su "dueña" en los jardines de Las Tulerías. Después de algunos intercambios galantes, en las que Lecoq Hijo declara su violenta pasión por ella, éste recibe las confidencias de la acompañante quien le explica que su señora, en realidad, es una rica princesa polaca que responde al nombre de Jabirouska . Fijan una cita para esa misma noche, a las 21 horas, frente a la iglesia de Saint-Germain-L'Auxerrois.
Por fin de noche, el disfrazado Exupère Lecoq en ingénuo caballero es conducido por la dama de compañía de la princesa hasta la calle des Orfèvres e introducido en una casita, dónde es recibido "discretamente" por la galante princesa. Se deja seducir por ella a la luz de los candelabros; tanto que, casi olvida su misión al caer bajo el embrujo de esta hermosa Circe. En un momento dado, la dama se ausenta del salón con el pretexto de refrescarse (en realidad, iba a avisar a sus 4 cómplices que estuvieran preparados para asesinar al suspirante). Lecoq Hijo aprovecha entonces su ausencia para inspeccionar la estancia ricamente decorada. Tras unos paneles, descubre horrorizado una decena de cabezas cercenadas recién embalsamadas y dispuestas sobre bandejas de plata.
Lecoq Padre, que esperaba fuera con sus agentes una señal de su hijo para entrar en tropel en el domicilio de la asesina, procede in extremis al asalto. Al oír el escándalo, la supuesta princesa irrumpe en la estancia con sus cuatro esbirros pero son inmediatamente apresados. Lo que descubren entre sus muros es realmente macabro: no solo encuentran cabezas cortadas, sino también cuerpos mutilados, miembros amputados por decenas. La dama, su "dueña" y los esbirros son inmediatamente arrestados, encarcelados, sometidos a tortura sin contemplaciones. Se descubre el motivo de semejante carnicería: el dinero. La distinguida dama, que se hacía pasar por princesa, no era más que una vulgar charcutera que comerciaba con los cadáveres de sus víctimas y se llenaba los bolsillos vendiéndolos a los estudiantes de medicina (las clases de anatomía humana eran, en esa época, poco tolerados y solo disponían de un cadáver al año para estudiarlo); en cuanto a las cabezas cercenadas, las vendía a muy buen precio a los frenólogos del otro lado del Rhin.
La falsa princesa devora-hombres afirmaba ser en realidad una noble inglesa de rancio abolengo que respondía al nombre de Lady Olympia Guilfort. Pero no era otro que uno de sus muchos alias. Lo único cierto al parecer fue su nacionalidad. Aristócrata o no, la Justicia Francesa la miró como lo que era: una vil asesina que encima sacaba pingües beneficios de sus crímenes. Mientras sus 5 cómplices fueron condenados a muerte y ejecutados públicamente poco después, ella desapareció en extrañas circunstancias.
Retrato del Príncipe Felipe de Francia, Duque de Orléans (1640-1701).
Más tarde se supo que, al comentar el caso el rey a su hermano el Duque de Orléans y a otros altos personajes de su corte, uno de ellos fraguó en su enfermiza mente la idea de sacar a la asesina de su celda para invitarla a cenar. El autor de semejante idea no era otro que el Caballero de Lorena, favorito de Monsieur, hermano del rey, quien consiguió convencer al príncipe que cenar con una asesina sería tremendamente divertido. Después de las protestas iniciales del Duque de Orléans, éste acabó autorizando la comedia y dejó a su favorito la organización de tan extraña velada.
Retrato del Caballero Philippe de Lorena-Armagnac (1642-1705).
Sacada de su celda bajo un falso pretexto y gracias a una orden rubricada por el príncipe, la pseudo-princesa asesina fue trasladada en carroza a una casa de campo a las afueras de la capital. Allí, fue recibida por el Duque de Orléans, el Caballero de Lorena y el Marqués d'Éffiat. Los cuatro cenaron y se divertieron a placer hasta que, tras observar al tenebroso personaje, el Duque de Orléans sentenció que era menester enviarla a La Bastilla y dejar que la Justicia Real se encargase de ella. El Caballero de Lorena opinaba que lo mejor era trasladarla en secreto a Bruselas o a La Haya y dejarla libre, como justo pago a ese divertimento. Harto y aburrido, el príncipe se marchó, dejando a la asesina en compañía de su favorito y del marqués quienes pretendían coronar la extraña velada con una pequeña orgía sexual a tres. El caso es que la dama en cuestión no se creyó las promesas de sus dos compañeros: los emborrachó a conciencia y, cuando ya habían caído en la mayor de las somnolencias, aprovechó para escapar de sus viciosos captores. Lo hizo tan bien que nunca más se supo de ella.
Desvanecida la asesina, se tapó el asunto para evitar el escándalo y se dijo que ésta había muerto en su celda de La Bastilla la misma noche de su traslado.
CURIOSIDADES -117-
"Calle sin pelos en la lengua"
La parisina Rue du Pélican (Calle del Pelícano), situada en el 1er arrondissement de la capital francesa, lleva un nombre que no es más que el fruto de una intencionada deformación de su nombre original. Remontando hasta el siglo XIV, esa calle que se encontraba a las afueras de las murallas de tiempos del rey Felipe II Augusto, se llamaba llanamente Rue du Poil au Con (literalmente: Calle del Pelo al Coño), por la sencilla razón de que, desde el siglo XI, en ella se venía ejerciendo la prostitución regulada y autorizada por el rey San Luis IX desde 1256.
De "Rue du Poil au Con" pasó a llamarse "Rue du Pélican" por deformación pudorosa. Cuando sobrevino la Revolución (1792), la rebautizaron como "Rue Purgée" (Calle Purgada) y luego "Rue de la Barrière des Sergents" (Calle de la Barrera de los Sargentos) en 1800. Bajo el reinado de Napoleón I, en 1806, recuperó su nombre de "Rue du Pélican" de forma definitiva.
Actualmente, es una estrecha callejuela paralela a la conocida Rue de Rivoli, muy cercana al Palais-Royal y al Palacio del Louvre (Riba Derecha).
La parisina Rue du Pélican (Calle del Pelícano), situada en el 1er arrondissement de la capital francesa, lleva un nombre que no es más que el fruto de una intencionada deformación de su nombre original. Remontando hasta el siglo XIV, esa calle que se encontraba a las afueras de las murallas de tiempos del rey Felipe II Augusto, se llamaba llanamente Rue du Poil au Con (literalmente: Calle del Pelo al Coño), por la sencilla razón de que, desde el siglo XI, en ella se venía ejerciendo la prostitución regulada y autorizada por el rey San Luis IX desde 1256.
De "Rue du Poil au Con" pasó a llamarse "Rue du Pélican" por deformación pudorosa. Cuando sobrevino la Revolución (1792), la rebautizaron como "Rue Purgée" (Calle Purgada) y luego "Rue de la Barrière des Sergents" (Calle de la Barrera de los Sargentos) en 1800. Bajo el reinado de Napoleón I, en 1806, recuperó su nombre de "Rue du Pélican" de forma definitiva.
Actualmente, es una estrecha callejuela paralela a la conocida Rue de Rivoli, muy cercana al Palais-Royal y al Palacio del Louvre (Riba Derecha).
lunes, 4 de noviembre de 2013
CARLOTA-JOAQUINA: La Arpía de Queluz
Carlota Joaquina de Borbón
Infanta de España, Princesa de Beira y de Brasil
Reina de Portugal y de Los Algarves
1775 - 1830
Carlota Joaquina de Borbón y Parma, Infanta de España (1775-1830), fue la hija primogénita de los reyes de España Carlos IV y María-Luisa de Parma, entonces Príncipes de Asturias.
Aún niña, figuró ya en el ajedrez de las políticas matrimoniales y dinásticas. Prueba de ello fue que su abuelo paterno, el entonces rey Carlos III, dispuso entregarla en matrimonio al segundogénito de los reyes María I y Pedro III de Portugal, el Infante don Juan, entonces Señor del Infantado y que venía en segundo lugar como pretendiente de la corona lusa después de su hermano José, Príncipe de Beira y de Brasil, duque de Braganza (1761-1788).
Retrato del Infante Don Juan de Portugal, Señor del Infantado (1767-1826), luego Príncipe de Beira y de Brasil al convertirse en el presunto heredero del trono luso.
Retrato de la Infanta Carlota-Joaquina de España, Princesa de Beira y de Brasil (1775-1830), según G. Troni.
Con apenas 10 años de edad, la Infanta Carlota Joaquina de España fue casada el 8 de mayo de 1785 con el infante portugués. Tres años más tarde, su cuñado el heredero de la Corona, fallecía de viruelas sin descendencia de su tía y esposa la Infanta Mª Francisca Benedicta de Portugal; esto supuso para Carlota Joaquina y su marido Juan, convertirse en los nuevos pretendientes con los títulos de Príncipes de Beira y de Brasil, y duques de Braganza. A esto se sumó, en 1786, las primeras crisis de inestabilidad mental de la reina María I, afectada por las defunciones de su marido ( y tío ), el rey consorte Pedro III, y de su heredero primogénito José, por lo que el príncipe Juan asumió las riendas del Gobierno de la monarquía lusa en calidad de regente. La regencia fue finalmente confirmada en 1792, cuando la reina María I empeoró aún más si cabe, afectada por los acontecimientos de la Revolución Francesa.
Retrato de Doña Maria I "la Loca" (1734-1816), Reina de Portugal, de Los Algarves y de Brasil entre 1777 y 1816; según Giuseppe Troni, 1783.
Este viraje de acontecimientos convino perfectamente al carácter ambicioso y a menudo violento de Carlota Joaquina. Desde entonces, y aún adolescente, siempre procuró entrometerse en los asuntos de Estado, buscando influenciar las decisiones de su esposo. Tal era su nivel de dominancia que pronto empezó a despreciar a don Juan, recurriendo a menudo al chantaje, a la intriga y a la presión conyugal siempre que no conseguía de éste lo que se había fijado obtener. Toda esta situación metió a la Casa Real Portuguesa en una situación de auténtica anarquía que, eventualmente, traspasó el ámbito cortesano para llegar a oídos del pueblo llano.
Obviamente, la princesa española no era un ejemplo modélico. Vivo retrato de su madre, tanto en lo físico como en lo moral, estuvo muy lejos de ser una mujer agraciada y querida. Aquejada de una cojera, al tener una pierna más corta que la otra, tenía además el tronco torcido por una malformación ósea en la espalda, dándole un aspecto de tener un hombro más alto que otro. Cuenta un historiador portugués (Octavio Tarquinio de Sousa) que era una mujer horrenda, huesuda, con una espalda desnivelada, de mirada hundida, de boca de rictus cruel y desdeñosa, con un cutis áspero y afeado por las cicatrices de la varicela y una proeminente nariz rojiza. Pequeña como una enana y patizamba, la describe como un alma ardiente, ambiciosa, inquieta, llena de pasiones, exenta de escrúpulos y con impulsos sexuales desbordantes.
Ver un retrato suyo en la madurez, nos recuerda terriblemente a su progenitora...
Fue tan querida entre sus súbditos, que llegaron a concederle el apodo de "La Arpía de Queluz"; lo de arpía lo dice todo, en cuanto a lo de "Queluz", es alusivo al palacio versallesco en el cual residía, el Palacio Real de Queluz, y que fue su residencia asignada hasta su temprana muerte a la edad de 54 años.
El Palacio de Queluz, la residencia real que pretendía emular a Versailles.
Porque se vió repetidas veces apartada de las decisiones claves, en las que se emperraba intervenir e inmiscuirse a todas horas, Carlota Joaquina formó a su alrededor, por despecho, toda una camarilla de nobles portugueses afines a sus ambiciones de poder y deseos intervencionistas en el Gobierno de la monarquía lusa, que conformaron su propio partido secreto. El objetivo de ese partido conspirador era el de conseguir apartar del poder al Príncipe-regente Juan, hacerse con su persona y declararlo incapaz de cuidar de los asuntos de Estado, igual que su madre la reina, que había perdido totalmente la chaveta.
Pese a las precauciones, en 1805, el famoso partido secreto "Carlotista" fue descubierto, sus miembros arrestados y acusados de conspirar contra el regente y su gobierno. El Conde de Vila Verde, ministro de Estado, inició la apertura de una investigación judicial rigurosa y el encarcelamiento de todos los implicados, y la princesa-regente no pagó más caro su "crimen de lesa-majestad" gracias a que don Juan, deseoso de evitar un escándalo público, se opuso a su encarcelamiento, prefiriendo confinarla en el Palacio Real de Queluz, disponiendo que él mismo se instalaría en el Palacio-Monasterio de Mafra (El Escorial portugués) para vivir separado de ella.
Retrato del Príncipe-Regente Don Juan VI de Portugal (1767-1826); obra de Domingos Sequeira, 1802.
Pocos años después (1807), el Príncipe-regente tuvo que organizar la huída de toda la Familia Real a Brasil, ante la inminente invasión de los ejércitos franceses de Napoleón. Pese a la caída del Imperio Napoleónico en 1814, Juan VI no consideró oportuno regresar a Portugal hasta que fue obligado por una revolución en 1820, que exigía su regreso y el de toda la familia real a Lisboa.
En 1816, tras la oportuna defunción de su madre y predecesora en el trono, Juan VI asumió el título de rey.
Opuesta abiertamente a la Revolución liberal de Oporto, acontecida el 24 de agosto de 1820, Carlota Joaquina fue la figura más notable del país a rehusar jurar la Constitución de 1822, juntamente con el cardenal-arzobispo de Lisboa, Carlos da Cunha e Menezes.
En consecuencia de ese gesto, que la convirtió en la figura de proa del partido reaccionario, la reina fue exiliada otra vez a Queluz, viviendo una vez más separada físicamente del rey Juan VI -quien eligió residir en el Palacio de Bemposta, en Lisboa-, y desde dónde siguió ejerciendo una intensa actividad política, promoviendo varias conspiraciones para derrocar a su marido y suspender la Constitución.
Retrato de Don Miguel de Braganza, Infante de Portugal (1802-1866).
Su residencia se convirtió en el principal foco de intrigas absolutistas, y a la reina se le imputa la enorme responsabilidad en los proyectos de los principales levantamientos reaccionarios de 1820, la Vilafrancada de 1823 y la Abrilada de 1824, tres intentonas de abolir el régimen constitucional, deponer al rey Juan VI y colocar en el trono al Infante don Miguel, hijo predilecto de Carlota Joaquina.
Tras "la Vilafrancada" de 1823, el rey acabó por suspender la constitución, prometiendo no obstante convocar en breve nuevas elecciones con el fin de redactar un nuevo texto constitucional. En ese intervalo de tiempo, Juan VI cohabitó nuevamente con la reina durante algunos meses, en paz y harmonía.
Poco después, el entendimiento de la real pareja se deshizo después de la Abrilada de 1824, cuando el Infante don Miguel intentó posesionarse del trono y venir en auxilio de su madre, auténtica jefa del partido absolutista en Portugal. Con el apoyo y respaldo de los embajadores de Francia y de Gran-Bretaña, Juan VI marchó a la guerra contra su hijo. Las consecuencias no sorprendieron: el Infante Miguel fue degradado y privado de su cargo de generalísimo del Ejército, y exiliado; en cuanto a su esposa, decretó que fuese desterrada para siempre en el palacio de Queluz, no debiendo más nunca reaparecer en la corte.
En 1826, sintiéndose con un pie en la tumba, el enfermo rey Juan VI (tal vez porque venían envenenándole con arsénico) nombró un consejo de regencia para que asumiera las riendas del gobierno tras su muerte, y el cual debía encargarse escoger al heredero del trono portugués, siendo presidido por su hija la Infanta Isabel María de Braganza. Hoy en día, se pone en tela de juicio, con dudas razonables, que el documento dispuesto por Juan VI fuera auténtico, ya que el monarca (según afirman los médicos y estudiosos actuales que analizaron sus vísceras encontradas en una urna de porcelana china, sepultada bajo una losa de los Infantes de Palhavâ, en el panteón real del Monasterio de San Vicente de Fora, y la grafología de su firma) ya se encontraba muerto en aquella fecha, y que le retiraba (o le retiraban?) de este modo a su mujer, Carlota Joaquina, la prerrogativa que desde siempre en la historia lusa le correspondía a una reina-viuda: el ejercicio de la regencia del reino durante la minoría de edad o ausencia del heredero de la Corona.
Retrato del Emperador Don Pedro I de Brasil (1798-1834).
El trono, finalmente, fue cedido a su hijo Pedro I, entonces emperador de Brasil, con el ordinal de Pedro IV de Portugal, con tal de evitar que Brasil se separase de la metrópoli. Sin embargo, y a imagen y semejanza de España, Portugal sufrió de una guerra civil entre Pedro IV y su hermano Miguel, pretendiente absolutista. La situación siguió siendo frágil tras la abdicación de Pedro IV en favor de su hija y heredera la reina María II.
Retrato de la Reina María II da Gloria de Portugal (1819-1853); obra de John Simpson, 1839.
En 1828, el derrocamiento de María II y la subida al trono de Miguel I como rey absoluto de Portugal, coronaron los esfuerzos de la reina-viuda Carlota Joaquina, que tanto había conspirado para que llegase a ceñir su hijo predilecto la corona. Pero la felicidad materna fue de corta duración y no pudo auxiliarle en la tarea de gobernar, pues falleció súbitamente (se sospecha que se suicidó) el 7 de enero de 1830. Cabe reseñar que Miguel le pagó con manifiesta ingratitud, olvidándose oportunamente darle término al destierro de su madre cuando ciñó la corona, causando en ésta un hondo y tremendo disgusto, amén de la consecuente amargura y desilusión.
La posteridad acusa a la reina Carlota Joaquina como instigadora de la muerte, por envenenamiento, de su marido el rey Juan VI. Según los historiadores lusos, ésta le habría suministrado naranjas envenenadas con arsénico inyectado, haciendo que Juan VI enfermase y muriese a fuego lento.
domingo, 3 de noviembre de 2013
EL CONDE DE SAVALLÀ Y DE PERALADA
SAVALLÀ,
el ministro catalán del Emperador
Nuestro personaje, Joan-Antoni de Rocabertí-Boixadors Pacs i de Pinós, fue VIº Conde de Savallà, VIIº Conde de Peralada, Vº Marqués de Anglesola, G.E., 32º Vizconde de Rocabertí, de Quermançó y de Requesens, Barón de Pau, 1er Marqués de Savallà, Barón de Vallmoll y de Bunyolí, Gentilhombre de Cámara del Rey, Virrey de Mallorca y de Valencia, Presidente del Consejo Supremo de los Países-Bajos Austríacos, Caballero de la Orden del Toisón de Oro.
Joan Antoni de Rocabertí-Boixadors Pacs i de Pinós (1672-1745) era hijo del segundo matrimonio de Joan II de Boixadors i Rocabertí, 5º Conde de Savallà y Barón de Vallmoll, con Teresa de Pinós. Del primer matrimonio de este último con su prima Esclarmonda de Rocabertí, había nacido tan solo una hija llamada Teresa de Boixadors, que casaría posteriormente con su primo Martí Onofre II de Rocabertí, 3er Marqués d'Anglesola. Sus abuelos paternos fueron Joan I de Boixadors, 3er Conde de Savallà (+1624), y Elisabet de Rocabertí, hija de los Condes de Peralada.
El padre de nuestro personaje había heredado del condado de Savallà (o Cevallà, Çavellà, creado en 1599) en 1643, al fallecer su hermano mayor Francesc de Boixadors, 4º titular de Savallà, sin herederos de su matrimonio con María de Blanes. Sus hermanos menores fueron Bernat, Caterina y Margarida de Boixadors.
Joan Antoni tuvo también por hermana a Maria Engràcia de Boixadors que, más tarde, contraería matrimonio con el noble valenciano Joan Pardo de La Casta, Marqués de La Casta, Conde d'Alaquàs y Barón de Bolbait.
Casado con una noble damisela de una muy influyente familia mallorquina, Dionisia Sureda de Sant-Martí, tuvo de ésta nada menos que 11 vástagos:
-Maria-Teresa de Boixadors, c.c. Francesc de Sentmenat i Torrelles, Marqués de Sentmenat.
-Maria Gràcia de Boixadors, c.c. N. de Pinós, Marqués de Santa-Maria de Barberà.
-Carles de Boixadors.
-Bernat Antoni de Boixadors i Sureda de Sant-Martí (1702-1755), 7º Conde de Savallà, 8º Conde de Peralada, G.E., c.c. Cecilia Faustina de Chaves => con descendencia / Iª Línea Condal de Peralada.*
-Joana de Boixadors i Sureda.
-Francesc de Boixadors i Sureda.
-Tomàs de Boixadors i Sureda.
-Josep de Boixadors i Sureda, c.c. Joana de Verí => con descendencia / IIª Línea Condal de Peralada.**
-Joan-Tomàs de Boixadors i Sureda, Cardenal de Boixadors.
-Joan-Francesc de Boixadors i Sureda.
-Josefa de Boixadors i Sureda, c.c. Francisco de Lanuza, Conde de Plasencia.
Fue el fundador, en 1700, de la Academia de los Desconfiados, con sede en Barcelona y compuesta por 16 miembros procedentes de la nobleza catalana.
Al estallar la Guerra de Sucesión Española, el entonces Conde de Savallà tomó partido por el bando austríaco que defendía las pretensiones del archiduque Carlos al trono.
Detalle de un retrato del Archiduque Carlos de Austria (1685-1740), pretendiente al trono de España y reconocido por sus partidarios como el rey Carlos III.
El 4 de abril de 1706, Savallà es nombrado ayuda-de-campo del proclamado rey Carlos III de Austria y participa activamente en la defensa de la ciudad de Barcelona, asediada por las tropas franco-españolas del Duque de Vendôme. Al año siguiente, es ascendido a gentilhombre de su cámara y, el 16 de agosto de 1707, nombrado virrey de Mallorca donde tiene gran influencia.
Retrato de la Princesa Elisabeth Christine von Brünswick-Wolfenbüttel (1691-1750), Archiduquesa de Austria y "Reina consorte de España".
En septiembre de 1710, cuando se inicia la campaña para recuperar el Reino de Valencia con el asedio de la plaza de Morella, la reina-regente Elisabeth-Cristina le nombra nuevo virrey y le encomienda dirigir la expedición militar junto con el general Rafael Nebot, nombrado su auxiliar.
En 1711, al fallecer el emperador José I, Carlos de Austria regresa a Viena acompañado por el Conde de Savallà. Posteriormente instalado en la corte del flamante emperador Carlos VI, le es entregada la superintendencia de la Música de la Capilla Real e Imperial de Viena.
El 26 de noviembre de 1721, Carlos VI le recibe solemnemente como Caballero de la Orden del Toisón de Oro.
En 1728, al fallecer sin descendencia su primo Guillem Manel I de Rocabertí de Rocafull-Puigmarín, 6º Conde de Peralada, 3er Conde d'Albatera y 4º Marqués d'Anglesola, eminente militar felipista que había sido premiado con la Grandeza Española en 1703, Savallà figuraba como su más próximo pariente y, por tanto, heredó de sus bienes, títulos y grandeza con el beneplácito del rey Felipe V. De este modo, se convertía en el 7º Conde de Peralada, 5º Marqués d'Anglesola y 32º Vizconde de Rocabertí.
En 1729, nombrado Presidente del Consejo Supremo de los Países-Bajos Austríacos, se traslada a Bruselas para asumir sus responsabilidades. Su permanencia al frente de los asuntos belgas duraría hasta la muerte del emperador en 1740. Por esas fechas, dimite de sus funciones y opta por retirarse en sus posesiones de Sant Pere d'Arena, donde moriría en 1745.
Blasón de los Boixadors de Rocabertí, Condes de Peralada y de Savallà.
(*) Padres de Ferran Felip Basili de Rocabertí-Boixadors i de Chaves (1745-1805), 9º Conde de Peralada, 8º Conde de Savallà, 7º Marqués d'Anglesola, 34º Vizconde de Rocabertí, Barón de Vallmoll, G.E., que contrajo matrimonio con Maria-Teresa de Palafox i Castellet, Marquesa Vda. de Mondéjar => sin descendencia.
(**) Padres de Joan Antoni de Boixadors i de Verí, Marqués d'Ariany (+1789), que casó con la noble mallorquina Maria-Teresa Cotoner, madre de sus 3 hijos:
-Josep II de Boixadors i Cotoner (muerto joven)
-Joana de Rocabertí-Boixadors i Cotoner, 10ª Condesa de Peralada y 9ª Condesa de Savallà, 8ª Marquesa d'Anglesola, G.E. (+1862), c.c. Antoni Maria Dameto i Safortesa, Marqués de Bellpuig; padres de:
- Francesc Xavier de Rocabertí-Boixadors Dameto i Boixadors, 11º Conde de Peralada y 10º Conde de Savallà, 9º Marqués d'Anglesola, G.E., 9º Marqués de Bellpuig (+1875)
-Anna de Boixadors i Cotoner, c.c. Joan-Miquel Sureda i de Verí, 4º Marqués de Vivot (1777-1835) =>Linaje de Sureda / Marqueses de Vivot.
viernes, 1 de noviembre de 2013
ESPAÑA & EL GOBIERNO DEL LATROCINIO
LA CARA OCULTA DE LOS MINISTROS DEL PP
Lo que pocos medios de comunicación explican es quienes son realmente estas personas y el motivo del nombramiento. A algunos les parecerá que la siguiente lista es una broma, pero por desgracia es completamente real.
Luis de Guindos: Ministro de Economía y Competitividad. Aunque parezca increíble, este señor presidía en España y Portugal el banco Lehman Brothers (el banco que quebró y desató esta crisis en la que estamos metidos). Quizás por esto no están en prisión, a los responsables de la crisis les hicieron ministros. Con la quiebra de la empresa que presidía Luis de Guindos, provocó un agujero de 2.600 millones de euros en España. Según sus palabras, pretende acabar con la negociación colectiva en España, además, pretende que el Estado asuma los tóxicos de las finanzas inmobiliarias para "sanear" el sistema (es decir, que paguemos los ciudadanos sus chapuzas en la banca). De Guindos participó apenas unas horas después de la victoria del PP en un seminario de la fundación FAES en la que se dijeron cosas como: "El Estado es el problema"; "hay que vender las empresas públicas, rebajar los costes de despido, eliminar todas las agencias públicas". "Hay que cambiar el sistema de financiación de las pensiones e introducir libertad de mercado en un grado mucho mayor que el actual en la economía". Según dicen en la web Rebelión, en la actualidad es el director del Instituto de Empresa y también al Consejo de Administración de Endesa, del Consejo de Administración de Unedisa (editora de El Mundo y Expansión) y Banco Mare Nostrum (BMN, encabezado por la antigua CAJA MURCIA).
Pedro Morenés: Ministro de Defensa. Persona muy religiosa y cercana al Opus Dei (fuente: Eskup.com-El País). Un mes antes de las elecciones generales en España, era traficante (legal) de armas y presidente en España de la empresa panaeuropea MBDA que fabrica misiles, también era consejero de una empresa llamada Segur Ibérica, la empresa de seguridad que defiende a los modernos pescadores españoles que acabaron con el pescado de los pescadores tradicionales somalíes y a causa de ello se hicieron piratas. Curiosamente estas dos empresas que presidía, proveen el armamento a las Fuerzas Armadas españolas (el ministerio que él preside ahora). Esto es de locos, hacerse jefe de su principal cliente para poder comprar con DINERO público más "juguetes" a su ex empresa. También fue consejero y representante de la empresa armamentística española llamada Instalaza S.A. Según The New York Times, una de sus empresas fue la que vendió bombas racimo a Gadafi en 2008, que después éste utilizó para masacrar a la población libia.
Miguel Arias Cañete: Ministro de Medio Ambiente y Agricultura. Trabajó como abogado del estado en la época franquista, hasta 1978 que se dedicó a la política. Especialista en meter la pata, defendió que el trasvase del Ebro se haría "por huevos", defendió comer chuletones en plena crisis de las vacas locas, defendió la integración de los inmigrantes diciendo que no sabían ni servir mesas en los restaurantes, o que si las urgencias estaban colapsadas no era por falta PRESUPUESTO , sino por culpa de estos emigrantes. Una persona con siete vehículos y con participaciones millonarias en petroleras (más de 325.000 Euros). Recibió 43.122 Euros en dividendos de petrolífera Ducar (un ministro de medio ambiente cobrando de una petrolera, increíble), Mapfre, BBVA y Santander.
Cristóbal Montoro: Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas . Es el máximo responsable que en España se bajen los sueldos (él lo llama "contención salarial"), se promuevan leyes para despedir tranquilamente (él lo llama "flexibilidad laboral") y destruyan los derechos laborales adquiridos en los últimos 100 años. En julio del 2012, apareció la noticia que cobra 1.823 Euros por DIETAS y manutención (lo cobran los diputados que viven fuera de Madrid), el problema es que él tiene 3 pisos en Madrid. Fue asesor de una empresa líder en energías renovables llamada Abengoa y hace poco ha conseguido subvenciones para Abengoa de 7.000 millones de Euros al año. El asunto fue tan descarado que el Ministro de Industria (mira quién habla), durante un consejo de ministros acusó a Montoro de favorecer descaradamente a su antigua empresa.
Jorge Fernández Díaz: Ministro del Interior. Una persona muy religiosa y miembro supernumerario del Opus Dei (fuente: ABC, Eskup.com-El País). Para que se entienda un poco mejor su mentalidad, este señor piensa que se debería equiparar el Valle de los Caídos con el cementerio de la Playa de Normandía (recordamos que el Valle de los Caídos es donde el dictador Francisco Franco hizo un monstruoso monumento a él mismo y su futura tumba, y utilizó como mano de obra a esclavos, provenientes del bando que perdió la Guerra Civil española).
Ana Mato: Ministra de Sanidad. Está relacionada con la secta Opus Dei (fuente: Eskup.com-El País) y súper amiga de José María Aznar. En 2008 dijo en una entrevista a Punto Radio que "los niños andaluces son prácticamente analfabetos". En 2011 volvió a la carga con sus manipulaciones y dijo que "los niños andaluces impartían las clases en el suelo" enseñando una foto en la que la maestra les estaba contando un cuento a los alumnos, y para hacerlo se sentaron todos en el suelo. Debe 196.000 euros de dos préstamos bancarios con el BBVA. Entre sus principales objetivos no está que la sanidad sea realmente pública, sino cambiar la "ley del aborto", prohibir la investigación con células madre (las que podrían ayudar por ejemplo, que algunos discapacitados se recuperasen) y quitar la "ley de la dependencia" (son ayudas económicas -irrisorias- a quienes tengan personas a su cargo, por ejemplo discapacitados o ancianos con alzheimer). Su ex marido Jesús Sepúlveda, está relacionado con la trama Gürtel que le pagaban mensualmente, pero este dijo en el diario El Mundo, que ella no sabía nada, a pesar que tenían una cuenta bancaria conjunta que siguió activa tras la separación.
José Manuel García-Margallo: Ministro de Asuntos Exteriores y muy próximo a la secta Opus Dei (fuente: aquiconfidencial). Fue uno de los fundadores del Partido Popular del 1976 (junto con Pío Cabanillas y José María de Areilza, ambos altos funcionarios franquistas) y luego del Centro Democrático que acabó transformándose en la UCD de Adolfo Suárez. Lo primero que hizo al llegar como ministro fue nombrar como embajadores y altos cargos a todos sus fieles amigos del PP.
Ana Pastor: Ministra de Fomento. Una persona muy religiosa y simpatizante con la secta Opus Dei (fuente: genoveses) y obsesionada para que deroguen la ley del aborto. Pertenece a la Fundación FAES (el presidente es Aznar) y es muy amiga de Mariano Rajoy. En 1997 fue la madrina política de Javier Rodrigo de Santos, un ultra católico al que catapultó como delegado en Baleares y acabó siendo Concejal de Urbanismo en Palma de Mallorca por el PP. Quién no lo recuerde, este señor tan católico que odiaba a los gays y se negaba a casarlos, se gastó 50.804 Euros del dinero público en locales de prostitución masculina y está condenado también por abusos de menores.
José Manuel Soria: Ministro de Industria y Energía. Imputado en una trama de corrupción urbanística en Canarias y en cuatro escándalos de corrupción como los casos Faycan, Bango, Salmón y Eólico. Él fue el portavoz del gobierno en la defensa del cambio de ley sobre la elección del director de RTVE, con Zapatero el director se elegía por acuerdo entre tres quintas partes de la cámara de diputados, pero con esta nueva ley, el PP puede elegir a quien quiera con su mayoría absoluta (y es lo que han hecho, elegir a un fan del PP y destrozar la mejor televisión de España). Por otro lado, una de las primeras decisiones de J. Manuel Soria, fue prorrogar hasta 2019 la vida de la central nuclear de Garoña, cuando en teoría su máximo de vida era hasta el 2011. Recordemos que esta central nuclear de Garoña es exactamente del mismo modelo que la central nuclear japonesa de Fukushima, la misma cuyo reactor explotó en el año 2011.
José Ignacio Wert: Ministro de Educación y Cultura (y Deportes). Es el experto en manipulación en el PP, cuando tienen un problema gordo él sabe como engañar a la gente para que desaparezca el problema. Sabe asesorar bien en estos temas, ya que ha trabajado en sitios tan dispares como de presidente de Demoscopia (instituto privado de encuestas), jefe de servicios de estudio en RTVE, profesor de sociología en la universidad, presidente de ESOMAR (investigadores de opinión y mercado), etc. Para tener una idea de su ideología, ha suprimido la asignatura llamada "Educación por la Ciudadanía" y ha favorecido que se financien colegios concertados de tipo religioso que en su mayoría pertenecen al Opus Dei. En esta labor no es ajena su pareja Edurne Uriarte, a la que ha enchufado en RTVE. Adjunto al presidente del BBVA (Francisco González).
Fátima Bañez: Ministra de Empleo. Cree firmemente que para generar empleo, hay que bajar los impuestos a las empresas (por ejemplo Telefónica, Endesa, etc). No sabemos si es también del Opus Dei, pero en junio del 2012 dijo que la "Virgen del Rocio ayudará a salir de la crisis" así que uno ya puede hacerse una idea de qué pie calza. Desde luego como pretenda crear empleo rezando a la Virgen, vamos apañados.
Viendo el panorama podemos predecir qué pasará en España, los bancos ganarán más poder del que ya tienen (léase Emilio Botín), entraremos en alguna guerra por cualquier excusa para comprar más armamento y al doble del precio normal, se promocionará la construcción de más nucleares, el trabajo se volverá más precario y temporal, se privatizará progresivamente la sanidad pública, se buscará la forma de criminalizar cualquier cosa "cultural" que no sea pagando, … ¿o quizás ya lo han hecho?
La guinda del pastel, el recién director de informativos de TVE (Televisión Española) Julio Somoano, era el presentador de los informativos de Tele Madrid, conocido por ser un informativo muy manipulado en beneficio del Partido Popular. Pues bien, hizo un master en la Universidad de Barcelona y presentó un trabajo final en el año 2005 que se titulaba "Estrategia de comunicación para el triunfo del Partido Popular en las próximas elecciones generales" y en el que explica con todo lujo de detalles como manipular la información para que el Partido Popular gane votos.
(in Solosequenosenada.com)